domingo, 25 de octubre de 2015

Más allá de ti, más allá de mí, soñar es obligado y sentir inevitable.

'Si quieres que me haga la tonta, me hago la tonta.' Cada día una nueva oportunidad. Cada noche una locura enredada. Sentir cada minuto compartido con la intensidad de quien espera el reencuentro consigo mismo. Y que llegue. Que no es lo mismo orgullo que estar orgulloso. Y deben estarlo. De ustedes mismos. De lo que hacen y cómo lo hacen. De palpar y comprobar que ha merecido la pena. Déjense conocer. Pero no a cualquiera. No la líen. Déjense aprenderse por quien está dispuesto a esperar el tiempo que haga falta para sacarse el primer curso de tus miradas, el segundo de tu sonrisa y el tercero de tus defectos. Y el cuarto que sean ellos quienes decidan la asignatura pendiente. No pongan tiempos. Quizás los 45 minutos de la primera parte son pocos, y cuando llega el 90 y aun no has ganado, te das cuenta de que los 30 de la prórroga serán muchos. Aprovechen los 15 de descanso. Y cuando escuchen a un señor de negro parar el juego, díganle a ver si tiene huevos de saber cuándo tiene que pitar para parar(te) la vida. Apuesto que no. Apuesto que te quise más que España a Iniesta en el 116. Pero apuesto y gano a que no supe demostrarlo durante los 90 minutos de las dos partes.

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