'Yo no puedo reclamar algo dando por hecho que tú entiendes la vida igual que yo.' Hay veces que entenderse a uno mismo es quizá tan difícil como confiar en quien te está haciendo sentir insegura. Compartir un trocito de tu vida es la forma más sincera de amar. Sin perder el norte, caemos en un bucle de especulaciones hacia la persona que tenemos al lado. Lo que cuesta aprender es que no podemos andar buscando a alguien que sea como nosotros nos reclamamos ser con los demás. Quizás esa persona no entienda la vida de la misma forma que la entiendes tú. Quizá cruzáis vuestros caminos algunos kilómetros antes del mejor momento. Que sí, que quien no arriesga no gana. Pero antes de ganar hay que arriesgar muchas veces para aprender a perder. Y caer. Y aprender a levantarse solo. Sin depender de nadie. Sin reclamar nada. Porque hay veces que, si no estás para nadie, pues no estás para nadie, y ya está. Habrá quien lo entienda, habrá quien lo respete, habrá quien te espere. Pero, sobre todo, habrá quien desaparezca para enseñarte que, en el baile de la vida, te chocarás con muchas personas que te saquen a bailar y no entiendan el ritmo de la música de la misma forma que tú.
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