Olvídate si puedes. No les digas que me conociste. Ni que hubo una noche en la que todo encajaba de manera increíble ante la atenta mirada del semáforo en rojo. Pero no olvides que las cosas cambian, y ahora hay un color que empieza por <<amar>> y termina en mi <<yo>>. Lo estoy consiguiendo. Dame un verte más, que la <<d>> ya casi encaja.
Olvídame si quieres. No les digas que fui cobarde. Ni que frenaba todo impulso de mis manos. Ni siquiera cuentes las veces que me quedé con ganas de mirarte. Allí fuera hay un ejército de soldaditos intentando derribar la barricada que forjé contra el destino. Dicen que necesitan ayuda, tal vez tenga que empezar a querer(te).
Olvida el tiempo y su rutina. Haz de tus labios la poesía más bella contada en verso. Que cada punto marque la rabia de lo que pudo haber sido. Que no haya rima más fuerte que la que escriben tus ojos cuando juntos ponen rumbo fijo al corazón.
Olvida mi nombre y mi cara, pero vuelve a mi casa siempre que quieras. El hogar lo pongo yo. Tú olvida que me conoces y empieza por hacerlo. No le digas a tu piel que mi dardo no se desvía de su trayectoria. Ni que poco a poco mis manos liberan el pasado y preparan tu batalla.
Olvídate si puedes. No les digas que entre tú y yo siempre hubo algo. No te creerían. Ni apostarían al futuro. Diles que no dejé conocerme. Habla mal de mí. Quizás algún día esta historia sea las palomitas de un domingo de abril.
Olvídame si quieres. Y no les digas que te escribo. Nos vemos pronto. Ojalá hasta entonces no quieras olvidarte de mí, porque yo estoy a punto de olvidar lo que me separa de ti.