domingo, 2 de octubre de 2016

Palomitas de domingo.

La vida es como un bol de palomitas. Cuando las hago en casa, lo que más me gusta es llegar al final. Allí abajo están los granos que no han llegado a abrirse, y otros que se han quedado a medias. 
                                                                        Los segundos son mi momento favorito de la película. 

Un grano de maíz medio abierto es una relación los primeros días de los 19 de Sabina. Dejar la complicidad a medias. Descorchar la mirada, para beber solo un poco de sus ojos. Navegar con la complicidad, pero no coger los gestos más peligrosos. Igual que hay olas capaces de tirarnos sin previo aviso, hay manos con licencia de hacernos creer en algo parecido al amor sin (salva)vida(s).
                                                                                                                                        Y qué putada ahogarse.

Un grano de maíz que no llega a hacerse palomita no es menos que el resto. De hecho, es más en el tiempo aunque queráis restarle intensidad. No abrir y cerrar la complicidad la misma noche de las 500. Que más por menos no siempre es más, pero más por más siempre será bueno. Así que va, deja de esperar el beso final y haz que el mejor momento de la película sea la miel en los labios de la última palomita que no comerás.
                                                                                                    Ya quisiera la que se abrió haber durado más.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Terceras elecciones: yo, yo y tú.

Primera. Ser quien te hace recuperar la ilusión por un sentimiento siempre será igual de importante que quien te hizo perderla. Cada quien en su momento. Cada cual en su gobierno. Apostamos por lo que menos nos hace desconfiar. Y hubo alguien a quien no le hizo falta papeleta para llegar a mis manos. Ganó sin ser rival. Sin querer ponerse por encima de nadie. Esperando que pasase mi eliminatoria para vernos en semifinal. Y solo era la primera. ¿No es verdad que se merece algo más que mi tiempo por hacerme recuperar la magia de ese sentimiento?

Segunda. Ser quien provoca las ganas de reconocerse a uno mismo nunca será lo suficiente decepcionante como para arrepentirse de haberlo intentado. Y yo lo estoy intentando. Porque ahora sé que sí. Que puedo. Que quiero. Y que debo. Que febrero fue la gota que empezó a llenar la nube de septiembre. Y es que escribir es el acto de valentía más sincero capaz de cumplir lo que un día se sondea. No sé si ha sido tu culpa o la mía. Pero ya que estamos, ¿por qué no lo intentamos?

Tercera. Ser quien le da a mi tiempo la responsabilidad de lo que tenga que ser. Ya estoy posponiendo muchas alarmas. Al final me voy a quedar dormida. Y al despertar habrá ganado las elecciones otro partido. No quiero esperar cuatro años. Quizás nuestras vidas ya se han dado el suficiente espacio. Puede que ahora llegue el mejor momento. Si ellos no se han puesto de acuerdo en un año, ¿quiénes somos nosotras para querernos en menos tiempo? 

Ya no quiero más investiduras. Me quedo con la primera. Conmigo sumándote a ti. Yo y tú. Tú y yo. Sin ser mayoría absoluta consiguió mi confianza. 
Ya quisiera el señor Rajoy que me estuviese refiriendo a él. 

Ven y (a)probamos suerte. 
Mi mirada te dijo que te esperaba en la final
Y aquí estoy. Ahora sí. Que empiece el partido.
(Por cierto, soy madridista, ya estoy acostumbrada a sufrir hasta el minuto 93).

miércoles, 1 de junio de 2016

Se busca pronombre para nuestra casualidad.

Quiero encontrarme por casualidad. 
Que vuelvan a sonar mis ganas de soñar,
a pesar de que nunca dejaron de estar.
Mirarme por fuera y ver lo mejor de dentro.
Hacerme la loca en casa, y que me vuelva(s) loca fuera.
                                                                                                    Quiero ser yo para poder ser contigo.

Quiero encontrarte por casualidad.
Que llegues invitándome a bailar,
aunque yo no tenga ritmo ni ganas de follar.
Mirarte en el espejo e imaginar tu sonrisa en mis ojos.
Hacerte el amor en silencio, y ahora sí querer bailar.

Quiero que me encuentres por casualidad.
Que una mirada nos invite a soñar,
si bien queda algo por contar(nos).
Solo tú y yo sabemos de lo que hablo.
Hacernos una y contarlo es cuestión de intentarlo.
                                                                                            Quiero que seas tú para poder ser conmigo. 

Quiero encontrarnos por casualidad.
Que sea el tiempo nuestro mejor despertar,
como lo lleva siendo desde la noche que no se puede contar.
Mirarnos sin pensar, guiñarte un ojo y sonreír sin más.
Hacernos juntas una vida compartida en libertad.

Quiero que seamos tú y yo para poder ser nosotras.

Y encontrar juntas cada casualidad.